Ni el conflicto social ni la crisis económica han sido obstáculos para que el trasiego de drogas continúe en territorio boliviano, a cargo de las organizaciones criminales extranjeras como es el Primer Comando de la Capital (PCC) de Brasil.
De acuerdo con los resultados de un recuento realizado por EL DEBER, en base a fuentes e informes policiales, en menos de un mes, el PCC, considerada una de las mafias más temidas y sangrientas en Sudamérica, movilizó desde Santa Cruz en tres acciones más de dos toneladas de clorhidrato de cocaína, representando más de $us 3 millones.
Un operativo ejecutado por agentes del Grupo de Inteligencia y Operaciones Especiales (GIOE) Amazonía de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn), los Diablos Rojos y el Comando de Seguridad y Defensa del Espacio Aéreo (Codesa) en la provincia Velasco, permitió el hallazgo de una base donde operaban narcotraficantes. El sitio estaba distante a 45 kilómetros de la frontera con Brasil.
En la provincia Velasco, a 45 kilómetros de Brasil, los antisociales, al notar el sobrevuelo de los uniformados, dejaron una avioneta, un arma de fuego y 15 bultos que estaban ocultos en el lugar. El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, informó que los bultos contenían 450 paquetes y tras su pesaje se reportó 471 kilogramos de clorhidrato de cocaína.
Un detalle que no pasó desapercibido fue el logo de presentación que contenía cada paquete. Se trata de un delfín, finamente dibujado que, en otras confiscaciones se ha observado, pero que para la Policía no era cualquiera porque se trata del que dejan las organizaciones altamente poderosas que trabajan en territorio brasileño, el norte de Argentina y Paraguay. El símbolo, en el bajo mundo de la mafia, también hace referencia a la calidad de la droga.
Un uniformado del GIOE que participó del operativo, afirmó que quienes estaban detrás del envío fallido eran miembros del PCC. La ruta de la droga que atraviesa el país usualmente termina en Brasil o Paraguay para su trasiego a mercados de ultramar.
Pero no es el primer caso vinculado con esa organización. A finales de octubre, un piloto retirado de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) cayó en Rosario, Argentina, cuando transportaba en una avioneta con matrícula boliviana un cargamento de 475 kilos de clorhidrato de cocaína. Los medios argentinos señalan que el aparato salió del aeropuerto El Trompillo y el resultado de las pesquisas establecieron que los responsables del envío eran emisarios del PCC. Incluso, la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, destacó que se trató de una de las incautaciones más grandes.
A mediados de noviembre, la Felcn descubrió otra media tonelada de cocaína de alta pureza, una pista clandestina y armas de grueso calibre entre los límites de Santa Cruz y Beni, vinculados también a la organización criminal extranjera. Desde junio de este año a la fecha, la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) logró capturar en la capital cruceña a más de seis miembros de la facción criminal y también del Comando Vermelho, buscados por sicariatos, tráfico de armas y narcotráfico.
“Operan con normalidad”
El experto antidroga Franklin Alcaraz manifestó que tanto el PCC como el Comando Vermelho operan con “normalidad” en Santa Cruz y la Amazonia, mientras que en el occidente, desde la frontera con Perú hasta la frontera con Chile, la zona es vigilada por el Tren de Aragua, una organización criminal proveniente de Venezuela.
Sostuvo que no se abrieron nuevas rutas para el trasiego, sino una consolidación de las zonas antiguas como la vía Caipira, denominada por los brasileños. Según el experto, en esa ruta ambos carteles envían pasta base para su refinación en el país. La sustancia viene desde Perú, pasa por el Chapare hasta llegar a Santa Cruz, para ser “exportada” a Brasil, Paraguay y Argentina.
“Al parecer ambas organizaciones llegaron a repartirse el territorio porque no vimos una disputa. En Santa Cruz, Pando y Beni es muy evidente el incremento de la actividad delictiva como las armas, droga y ahora contrabando”, afirmó en contacto con EL DEBER.
Para Alcaraz, el incremento del narcotráfico se produce porque los antisociales han aprovechado “el desorden que ocurre en el país, tanto en lo político, económico e institucional”, además de la falta de controles de los radares. “Como dice el refrán, a río revuelto, ganancias de pescadores y los pescadores son las mafias. La lucha antidroga tiene una logística precaria y carece de actividades de Inteligencia”, dijo.
En tanto, la experta criminóloga Gabriela Reyes afirmó que los miembros de ambas bandas criminales brasileñas tienen una característica importante al ocupar lugares importantes en la cadena de mando, como líderes que llegaron a Santa Cruz para operar en el tráfico de drogas y manejar grupos de sicarios, para retornar nuevamente.
“Se están diversificando en las tareas y delitos a cometer. No solo se limitan a traficar sino al sicariato como en San Matías”, indicó.
Sobre el caso del piloto boliviano capturado en Argentina, consideró que el sistema criminal del mercado tiene como actores al Estado, por ello, cuestionó por qué el Gobierno no inició una investigación en la capital cruceña.