El plan de ajuste económico implementado por el presidente Javier Milei ha generado resultados notables en un periodo sorprendentemente corto. Entre los logros destacados se encuentran varios superávits fiscales, una desaceleración drástica de la inflación mensual (del 25% al 2,4% en pocos meses), la reducción significativa del riesgo país, la reapertura de mercados en dólares para ciertas empresas y un aumento de las reservas brutas. Sin embargo, estas políticas también han tenido un costo social elevado: en los primeros meses de su mandato, la tasa de pobreza superó el 50%, un nivel alarmante que ensombreció los logros macroeconómicos.
Recientemente, datos preliminares y proyecciones realizadas por diversas instituciones han revelado una reducción significativa en la pobreza durante la segunda mitad de 2024. Estudios del Ministerio de Capital Humano, respaldados por la Universidad Torcuato Di Tella y la Universidad Católica Argentina, indican que la pobreza cayó del 54,8% en el primer trimestre al 38,9% en el tercero. Este descenso, atribuible al aumento de los salarios reales, la caída del desempleo y la recuperación económica, marca un punto de inflexión en el impacto social de las reformas económicas.
El crecimiento económico durante el tercer trimestre del año superó las expectativas, con un aumento intertrimestral del 3,9% del PIB y una fuerte expansión de la inversión privada, particularmente en sectores clave como la agricultura y la energía. El desarrollo del yacimiento de Vaca Muerta se destacó como motor de crecimiento, con un incremento en la producción de petróleo y mayores ingresos en dólares para el país. A su vez, la tasa de desempleo disminuyó del 7,7% al 6,9% entre el primer y tercer trimestre de 2024.
La estabilización macroeconómica lograda por el Gobierno también ha recibido reconocimiento internacional. La OCDE destacó el superávit fiscal alcanzado entre enero y octubre, proyectando un superávit del 1,5% para el cierre de 2024. Estas mejoras se han complementado con la contención de la inflación mediante la reducción de la expansión monetaria por parte del Banco Central, lo que ha mitigado el riesgo de devaluaciones abruptas.
A pesar de los avances, los desafíos persisten. La sostenibilidad de estas mejoras dependerá de la capacidad del Gobierno para implementar reformas estructurales que diversifiquen la economía, atraigan inversión extranjera y garanticen un crecimiento inclusivo. Este momento de estabilización representa una oportunidad para cimentar un futuro económico más equitativo, pero también exige un compromiso sostenido con el desarrollo social y productivo del país.