por Chequea Bolivia/Correo del Sur/El Deber
“¿Te has preguntado alguna vez qué significa realmente la libertad financiera? Empieza hoy a invertir. Escríbeme y te ayudo”. Si tú no recibiste este mensaje o lo leíste en tus redes sociales, hay muchas probabilidades de que una persona de tu entorno lo haya visto y caído en una estafa.
La primera recomendación ante las estafas digitales no está, precisamente, vinculada a la tecnología, o al menos no para el experto Álvaro Guzmán. “La primera recomendación que voy a hacerles es que no hay dinero fácil, absolutamente nadie en la tierra, ni siquiera los mejores bancos, les puede asegurar rendimiento de su dinero; no van a ganar dinero en Internet”, alerta.
Una investigación realizada por ChequeaBolivia en alianza con Correo del Sur y El Deber destapó una red de estafadores que operan en Telegram, tras captar a sus víctimas en Facebook, a través de videos creados con Inteligencia Artificial suplantando a figuras públicas.
Se identificaron cinco narrativas de estafas: supuestas apuestas en partidos arreglados, falsos analistas deportivos, supuestas ganancias con criptomonedas, compra y venta de activos y compra y venta de divisas.
Tras investigar sobre criptoactivos, Guzmán aclara que sí es posible generar recursos a través de la nube –no enriquecerse–, pero si hay de por medio investigación, trabajo, asesoramiento y evaluación de riesgos.
Remarca en este punto que la situación económica, social y política de Bolivia es “un caldo de cultivo perfecto” para los estafadores. Para darle mayor realismo a sus “cuentos del tío”, estos suelen tomar la imagen de personajes locales en videos generados por inteligencia artificial, ya que si el algoritmo de las plataformas detecta “fakes”, lo hace con personajes de talla mundial.
Coincide en esta advertencia el coordinador de Seguridad Digital de la Fundación Internet Bolivia, Guillermo Movia: “Si uno piensa que es posible ganar tanto dinero en tan poco tiempo suena tentador”, pero si fuera verdad, no lo estarían difundiendo “gratis por Internet”.
Remarca que la prevención pasa por acciones individuales o comunitarias: estar atentos y avisar de estas estafas a conocidos “más susceptibles de caer”. Advierte que los delincuentes juegan con dos escenarios para urgirnos a actuar rápido: ponernos en una situación de emergencia o ante “un beneficio enorme”.
Para los afectados en su imagen, el consejo pasa por aclarar públicamente que los videos donde aparecen promocionando dudosos productos, servicios o inversiones, son falsos.
En este punto, hay una recomendación válida para los usuarios de todas las plataformas: activar la verificación de dos pasos o segundo factor de autentificación, lo que minimiza las chances de perder el número o el sitio, según sea el caso, dice Movia.
¿Y los autores?
Para el experto Álvaro Guzmán, las instituciones a cargo de la protección civil tienen por delante un gran desafío, no tanto en identificar este tipo de contenido, sino en perseguir a los autores. Y es que los delincuentes digitales se refugian detrás de redes privadas y/o operan desde otros países.
“Las recomendaciones principales deben dirigirse a los gobiernos y a las empresas para desarrollar una estrategia integral contra la desinformación y las estafas en línea (…) Debe ser un proceso integral que obliga a trabajar con fuerzas de seguridad a nivel de estados”, manifiesta.
¿Y una ley?
Para el Estado, también hay recomendaciones. “El país necesita una Ley de protección de datos personales, si bien esto no es que terminaría con las estafas, sí posibilitaría determinadas cosas, en principio que sepamos cuándo los datos personales de la población, de los ciudadanos, se han visto vulnerados (…) una ley de datos personales con ciertas obligaciones tanto al Estado como a las empresas, de avisar cuándo hubo incidentes de seguridad”, propone Guillermo Movia.
Cielito Saravia, también parte de la Fundación Internet Bolivia como coordinadora, lo remarca. “Definitivamente lo que necesitamos en el país son normativas que protejan y aseguren los derechos digitales de los ciudadanos”.
Bolivia es uno de los pocos países de la región que no tiene una ley de protección de datos personales, lo que pone a los ciudadanos en una situación de vulnerabilidad, ya que no pueden denunciar ciertos hechos, apunta.