En una Bolivia convulsionada por las protestas en junio de 2005, Eduardo Rodríguez Veltzé (68), era presidente de la Corte Suprema de Justicia. Tras la renuncia del mandatario Carlos Mesa por las violentas protestas en todo el país, el Congreso ungió a Rodríguez Veltzé como jefe de Estado por un plazo de seis meses con el objetivo de llamar a elecciones. Fueron los primeros comicios que ganó Evo Morales.
En 2013, Rodríguez Veltzé, fue designado por Evo Morales para la presentación de Bolivia contra Chile en la Corte Internacional de la Haya por una salida boliviana al mar. Hoy, ante la consulta de Clarín https://www.clarin.com/mundo/entrevista-bolivia-vive-peor-crisis-regreso-democracia_0_tsG0n3gWbR.html, asegura que Bolivia «vive la peor crisis desde el regreso de la democracia», insiste en que el presidente Luis Arce debe convocar a todas las fuerzas políticas y expresidentes para buscar consensos.
También recuerda cómo resolvió un conflicto con un general en sus pocos meses de mandato y critica que Arce haya bajado a enfrentar a los militares en el Palacio Quemado, durante la asonada del miércoles. El diario argentino Clarín entrevistó al exmandatario boliviano.
-¿Qué conclusiones saca del intento de golpe de la semana pasada?
-No pasó de ser una insubordinación fallida y lo que viene después, en el intento de instalar una narrativa de que fue un golpe u otra cosa, lo único que logra es generar más dudas a la población y a la comunidad internacional sobre lo que realmente ocurrió.
-¿La crisis económica prevalece ahora que terminó la asonada militar?
-Más importante que esta asonada fallida es la crisis económica, la crisis que afecta la cartera de los bolivianos. La posibilidad de que tengan certidumbre sobre su situación económica es fundamental. No es el espectáculo como el que se ha querido mostrar.
Eduardo Rodríguez Veltzé, cuando asumió como presidente de Bolivia.Eduardo Rodríguez Veltzé, cuando asumió como presidente de Bolivia.
-¿Cómo está hoy Bolivia?
-Hay crisis económica, crisis judicial, hay crisis legislativa por esta falta de funcionamiento pleno de la Asamblea Legislativa y que además fue mutilada por decisiones de la Justicia Constitucional para hacer efectiva la fiscalización a través de interpelaciones. Finalmente tenemos también una crisis electoral, en tanto hay incertidumbre sobre las elecciones judiciales, sobre la celebración de elecciones primarias y un calendario electoral con incertidumbres.
-¿Cómo sale de está situación crítica?
-Aliento a que el presidente Luis Arce convoque a un diálogo político responsable, plural, participativo para encarar una de las crisis más serias que tenemos desde la recuperación de la democracia. Debe llamar a Evo, a Mesa, a quien dirija Creemos (partido opositor), a las fuerzas políticas con representación parlamentaria y a los actores ciudadanos de manera abierta, plural, porque la crisis no da para que nadie se sienta como el titular de la sabiduría, ni la solución. Está claro que este es un problema muchísimo mayor, que trasciende las pretensiones electorales personales de Arce, Morales o de cualquier otro candidato. Bolivia, atraviesa la peor crisis desde que se recuperó la democracia, hace 42 años. Ya tuvimos un tiempo muy difícil en 19, cuando justamente otro golpe militar pidió a Evo Morales que deje el poder. Aquí tiene que primar el sentido de los intereses de pueblo, no de partido, ni interés personal.
-Bolivia es uno de los países con más golpes de Estado. ¿Cómo se puede trabajar para evitarlo?
-Las Fuerzas Armadas en este país son un factor de poder que debe revisarse. Soy un convencido de que debemos reformar los términos de coexistencia con unas Fuerzas Armadas que han sido un permanente peligro.
-¿Es algo que se puede revisar en plena crisis?
-Creo que estas crisis que se han venido sucediendo en Bolivia abren momentos constituyentes, es decir, oportunidades para que el no solo la clase política y gobernante reflexione, sino también la ciudadanía. La urgencia no es solamente para modificar algunos términos de la propia Constitución, sino de leyes fundamentales. Esto es explícito, por ejemplo, en el tema de la reelección presidencial. La falta de claridad en el texto constitucional y en las decisiones judiciales que han señalaron en un tiempo que era un derecho que permitía una reelección. Luego, unos fallos sucesivos que no aclararon nada, la opinión consultiva, etcétera. Necesitamos tener certezas. Lo propio sobre el hiper presidencialismo y ajustes orgánicos que tienen raíz constitucional o legal importante que deberían ser modificados. Pero para todo esto se necesita consensos políticos.
-En su corto mandato se vio obligado a buscar el diálogo.
-Fue el único instrumento que estaba a mi disposición para sobrellevar una crisis que no estuvo exenta de arrebatos. Me tocó justamente un hecho que me recordó mucho lo que aconteció el 26, con una decisión que tuve que tomar durante mi mandato de retirar de sus funciones al comandante del Ejército, el general Antezana. Lo hice de manera inmediata y sucesivamente de manera casi automática nombrar a su sucesor.
-¿Cree que el presidente Arce actuó bien frente a la asonada militar?
-Todavía ando sorprendido por la demora que tuvo el presidente Arce en suspender o retirar de funciones a este comandante. No solo eso, sino que cuando el hombre insurrecto va a Palacio, Arce Catacora baja de sus oficinas y va a darle alcance, a conversar con este general insurrecto. A mí me parece que esa fue una decisión desafortunada que pone en duda los mecanismos de seguridad que tiene la presidencia. Por mi brevísima experiencia, creo que un presidente debe honrar su investidura y respetarse a sí mismo y no ir a dar alcance y menos conversar con un insurrecto que está con tanques en la calle. Francamente encuentro que ese episodio fue muy desafortunado.