Esta producción se realizó días antes del 16 de julio, una mañana fría del invierno paceño en la intersección de las calles Linares y Sagárnaga. Los personajes paceños elegidos son: un periodista, un arquitecto, una empresaria, un chef, un músico y una reina de belleza, a los que se sumaron dos bailarines integrantes de un instituto alteño que bailaban cueca para un video de homenaje a La Paz.
Los personajes tienen algo en común, representar lo que significa el ser y sentir paceño. A todos se les preguntó lo mismo: ¿Qué ama más de La Paz?
Marco Antonio Quelca (chef)
Reivindica lo propio y a la calle en cada plato gourmet
Marco Antonio Quelca (42) es un claro exponente del paceño migrante, de ese que primero sale del campo a la ciudad y que luego sigue abriéndose camino. No se queda quieto ni conforme. Esa ha sido su receta, desde que empezó lavando autos con pasamontañas (que le brindaban el anonimato en una Bolivia todavía altamente clasista) y también platos.
Ahora no ha olvidado el pasamontañas, lo sigue usando en sus intervenciones callejeras, hasta donde llega con su comida de autor, gourmet, que le ha valido muchos elogios y reconocimientos (en España trabajó en restaurantes con estrellas Michelin), pero que no le ha hecho olvidar su esencia, y por eso, se esmera en reivindicar lo propio (insumos y alimentos autóctonos) en cada plato, y reivindicar a la calle también. Porque no la concibe desde lo negativo (insegura o sucia), la pone en un mejor lugar en su imaginario, un sitio donde converge el pueblo, uno bien pujante, como el paceño.
¿Qué ama de La Paz? La comida, se apura a decir, empezando por el ají de fideo que fue lo primero que le enseñó su madre, una graduada con maestría en buscarse la vida.
Pero en realidad La Paz es un montón de cosas. “Es caóticamente hermosa, porque la orografía, las vistas, la cultura, todo lo que hemos ido heredando y lo que se va haciendo a manera de construcción social, tiene cosas muy positivas. Somos uno de los departamentos que tiene más arraigada la identidad inicial en esta contemporaneidad, pero también tiene sus cositas muy difíciles. Al ser un centro político tenemos mucho caos, vivimos con marchas, protestas, con golpes de Estado, con tomas de las calles, con militarizaciones. Esas son cosas que uno no las ama, pero pongo por delante de eso, a la gente luchadora”
Gonzalo Rivera (periodista y docente)
“No tener vergüenza de hablar nuestro aimara es fundamental”
El comunicador Gonzalo Rivera ama La Paz, la ciudad donde nació, “por su color, su ambiente, sus calles serpenteantes, sus colores que embriagan. Y hay algo que me fascina, que una gran cantidad de nombres de las zonas paceñas vienen del aimara, y mucha gente desconoce eso. Por ejemplo, el chukuta, si preguntas qué significa, muchos no saben y orgullosamente dicen que lo son, además de pico verde”.
Luego explica que el chukuta se refiere al hombre que caminaba con los pantalones remendados, “eso significa, remendado, cosido. El pico verde lo atribuyen al acullico de coca, pero el origen es la cerveza de la botella ámbar que se consumía antes, que tenía justamente pico verde. De ahí viene”.
Gonzalo cultiva el redescubrir La Paz, “nuestro lenguaje. No tener vergüenza de hablar nuestro aimara es fundamental”. Rivera es de los pocos periodistas que no se complica al momento de hacer una entrevista en el idioma nativo. “Mis abuelos tenían propiedades en Río Abajo, y yo iba en vacaciones. Los campesinos llegaban a la casa, hablaban este idioma y a mí se me iban pegando palabras. Por la necesidad de comunicarme fui aprendiendo y también nos dieron clases en la universidad. Ahí me perfeccioné con la práctica”.
Recuerda que en 2.000 el fallecido dirigente campesino Felipe Quispe ordenó que ningún medio ingresaba a Achacachi si es que no sabía aimara. Yo recibí el salvoconducto del Mallku. Algo que me llamó la atención fue cuando era procesado por el ‘caso terrorismo’. Lo encontré en juzgados, estaba con una joven que era su hija. Pero cuando hice una pregunta en idioma nativo a la muchacha no me contestó porque no sabía. Lo mismo le pasa a su hijo, el actual gobernador paceño Santos Quispe, no sabe el idioma”.
Produce el programa Encontrados por redes y radio San Andrés FM 97,6, “nos bajan desde Guayaramerín, Beni; Batallas, Copacabana, Los Yungas. Nos va bien, es difícil hacer periodismo cuando no puedes acceder a partes y contrapartes”. Además, es docente de la Unifranz, da oratoria y liderazgo en un instituto y tiene la cátedra de Comunicación Política en el nivel de maestrías, en la UMSA.
Freddy Mamani (arquitecto e ingeniero)
No imitó a nadie y les dio identidad a los suyos con sus cholets
Mamani está enamorado de su tierra: “Me encanta su topografía, rodeada de montañas, sus pendientes, su gente, ese tráfico vehicular, incluso las manifestaciones, ¿no? Es la única ciudad que es tan caótica, pero a la vez divertida. La Paz es maravillosa, conozco diferentes ciudades del mundo y puedo decir que enamora. Además, puedes salir en la mañanita en polera y después puede estar granizando, y volver a estar soleado. La ciudad y el clima lo sorprenden a uno”.
No cualquier profesional tiene la genialidad de iniciar un estilo en su rubro y Freddy les ha puesto su sello propio a sus construcciones con los mundialmente famosos cholets. Como todo paceño pujante pasó de ser un asistente de albañil hasta convertirse en ingeniero y arquitecto.
Tiene el mérito de haberle dado identidad a El Alto y de haberlo exportado al mundo, tratando siempre de incentivar más el turismo local. Sus cholets ahora están en el sur de Perú, y en el norte y sur de Brasil.
Su estilo neo-andino es la síntesis que resume la vivencia del migrante del campo a la ciudad, con sus costumbres, sus colores y formas que evocan las pequeñas festividades en las comunidades, el comercio y la pujanza del alteño que no tiene un día de descanso, “el primer día de trabajo es el domingo”, resalta el arquitecto.
Freddy también es la síntesis del paceño: pujante, orgulloso de sus raíces, humilde y honrado. “Con todo eso se puede lograr muchas cosas”, comparte su secreto del éxito.
Franklin Soria (folclorista)
Vivía en la zona del Gran Poder, de ahí nace su amor por la música
El nombre del destacado grupo folclórico, Hiru Hicho, significa paja brava “pero es la pequeña que encontramos en Los Andes, que, aunque la quemes, la pises, o la sometas a cualquier daño, siempre vuelve a resurgir. Nosotros somos eso. A mediados de 2000 sufrimos la partida de mi hermano Roger, uno de los ejes primordiales y director del grupo. Seis meses después, en enero del 2021, mi otro hermano, Víctor, también fundador de la agrupación, se nos fue”.
Cumplen 40 años este 2024. La agrupación surgió en 1984 con el sueño de defender los ritmos tradicionales, a veces olvidadas. “En este tiempo pasamos pruebas muy duras, en 2005 tuvimos un accidente terrible. Mi sobrino Elmer se fracturó la clavícula, yo perdí un dedo de la mano, tengo platino en el pie. Como el ave fénix volvimos a resurgir, las lágrimas no faltaron”, confiesa.
Pero siempre salieron adelante y esa fortaleza viene de la cuna. “Yo nací en la zona de Chijini, en la calle Isidro Zegarra, por Vanguardia. Vivía en la zona de Gran Poder, de ahí nace mi amor por la música, el folclore y el arte. Estudié en el colegio Villamil de la Plaza Riosinho, que es un lugar mágico. Todos esos lugares traen tantos recuerdos y energía positiva para amar nuestra La Paz”.
Evoca también Sopocachi y el Montículo. “Todos los paceños que se han enamorado han visitado ese sector. Los sándwiches de Las Cholas. Ahora vivo en Pampahasi, que tiene un mirador espectacular de toda la ciudad. El paceño es primero boliviano, eso nos caracteriza».
Hiru Hicho es una agrupación que se declara defensora del Gran Poder, aunque hicieron composiciones para fraternidades que participan en Oruro y Chutillos. Pero tararea “de rodilla a tus pies venimos ante ti, tata del Gran Poder”.
Natalia Omiste (miss La Paz 2024)
La calle Linares es una de sus favoritas
Natalia tiene una hija de 8 años, y la pequeña le ha inspirado un proyecto social. “Los pequeños manejan la tecnología de los teléfonos inteligentes, y esto genera peligros. En redes sociales hay gente mala que busca ganarse la confianza de los niños para luego someterlos al grooming”.
Explica que el grooming, un término nuevo, es el acoso de los adultos a niños. Primero se hacen pasar por gente de su edad, para luego cometer abusos como citarlos en lugares con fines de explotación sexual. “Quiero informar a los padres para que ejerzan más control y restricción en aquello que ven sus hijos y ayudar, con psicólogos, a las familias que ya fueron afectadas por todo esto. Este tema arruina la vida”. Se trata de un proyecto personal.
Natalia asegura que en La Paz, la calle Linares es uno de sus lugares favoritos. “Me encanta cómo se ve, cómo lo decoraron, lo adornaron de manera tan única con los paraguas. Más allá tenemos las zampoñas, las quenas. Es un hermoso lugar”.
También aconseja a los visitantes que no se pierdan de visitar los Valles de las Ánimas y de la Luna. “En este último se han hecho eventos especiales protagonizados, por ejemplo, por fanáticos de Star Wars, ambos son súper lindo”.
Natalia es graduada de comunicación social en la Universidad San Francisco de Asís, “hice mención en marketing y publicidad. Dejé en pausa el trabajo para dedicarme al certamen», comenta.
Paula Laura Paco / empresaria
«Las luces de la ciudad se confunden con las estrellas»
Es una joven empresaria. Junto a su madre, Luz Paco, y sus dos hermanas, llevan adelante un emprendimiento textil. “Me dedico a la venta en ese negocio familiar, y además soy maquilladora”, dice.
Estudió administración de empresas en la Universidad Privada Boliviana (UPB) y su aporte en la empresa Illimani, así de paceño es el nombre del emprendimiento familiar, es el marketing. “Es un trabajo que heredamos de mis abuelos, con mi papá, quien falleció hace cuatro años”.
La empresa creció, ahora ha incursionado en la confección de mantillas, “nosotros producimos la lana, que es la materia prima, pero ahora avanzanzamos y llegamos a un producto terminado, las mantillas”, asegura.
«Cada una de mis hermanas da su aporte. Una con la administración, la otra, que vive en Santa Cruz, con el diseño de modas, y yo ahora estoy estudiando diseño gráfico, para mejorar el área de ventas», dice. Tienen dos tiendas, una en la Isaac Tamayo. Otra en la zona del Cementerio General. Mientras la fábrica está en el cementerio. Se dedican principalmente a la venta al por mayor.
Habló sobre La Paz. “Amo los miradores, el de Alto Obrajes, el de Killi Killi, de Pampahasi. Me encanta ir a pensar, a pasar tiempos sola o con amigos. Y si hay algo realmente hermoso en esta ciudad es el atardecer, como estamos más cerca del cielo se ve realmente hermoso. Las luces de la ciudad se confunden con las estrellas, es realmente maravilloso”, asegura la joven.
Bailarines de cueca paceña
El aporte de dos estudiantes del ICB
Carlos Javier y Abigaíl representan al Instituto Central Boliviano (ICB). Se encontraban en la calle Linares y bailaban la cueca paceña con mucha gracia, mientras filmaban un homenaje a La Paz de parte del instituto, que se enfoca en la enseñanza de la carrera de turismo y de inglés. El centro de estudios está ubicado en la calle 7 de la Ceja de El Alto.