La Amazonia pandina vive el peor desastre por los incendios forestales. Las llamas que alcanzan magnitudes extremas arrasan con viviendas y acaban con el sustento de cientos de familias.
Solo en el municipio de Puerto Gonzalo Moreno, uno de los más afectados, unas diez comunidades están siendo asediadas por los incendios.
Portachuelo es una de ellas, donde este martes los pobladores vivieron un infierno. Llamas de más de 20 metros de alturas envolvieron la comunidad y arrasaron con al menos ocho casas de hojas de motacú. Pobladores intentaron combatir el fuego con baldes y mangueras, pero sus esfuerzos fueron vanos ante la magnitud del fuego. En medio del caos, se escuchaban gritos de auxilio y llantos de impotencia. Algunos corrían, tratando de salvar lo que podían: colchones, ropa u otras pertenencias. El centro de salud también tuvo que ser evacuado debido al imparable avance del fuego.
“Solo Dios puede salvarnos”, exclamaba un comunario, a punto de quebrarse en llanto ante la angustia por la gigantesca nube de humo y el crepitar del fuego que avanzaba hacia la comunidad. “¡Necesitamos ayuda! ¡El fuego ya llegó a la casa de doña Mechi!”, gritaban los vecinos en medio del desastre.
Uno de los afectados es Erick Semi, dirigente de la comunidad, quien, junto a una comitiva, se había trasladado hasta Cobija en busca de ayuda. Mientras él exponía la gravedad del desastre, su familia se quedó sin hogar. “Los incendios son incontrolables. El fuego sigue avanzando y no tenemos las herramientas necesarias para enfrentar llamas de esa magnitud.
El fuego ya está llegando a nuestra comunidad. Hemos perdido 8.000 hectáreas de castaña, los árboles de los que recolectamos cada año para el sustento de nuestras familias. También se ha quemado majo, asaí y otros árboles. Esto no es una mentira. Hasta ahora, nadie se ha pronunciado. Pedimos ayuda urgente”, dijo Semi, señalando que, de las 21 comunidades del municipio, una decena ya ha sido afectada por el fuego.
La emergencia movilizó al alcalde en ejercicio, Jaime Fernando Chao, que tuvo dificultades para desplazarse hasta zona, ya que las llamas también hacían imposible la transitabilidad por los caminos. Chao informó que llevan 20 días en emergencia tras la reactivación de los incendios, por lo que pidió apoyo con bomberos voluntarios y asistencia humanitaria.
Según el alcalde, en su municipio son más de 500 familias afectadas por los incendios y más de 1.000 hectáreas de bosques han sido consumidos por las llamas. “Pedimos al Gobierno que pueda agilizar la ayuda humanitaria porque nuestra gente ya no tiene qué comer. A todas las personas que puedan hacernos llegar su asistencia, que lo hagan”, sostuvo.
Ana Dilma Pinto Chávez, responsable Gestión de Riesgo, informó que ocho viviendas fueron afectadas por el fuego. “Es mínimo lo que han podido salvar. Apelamos a las autoridades para que nos puedan ayudar a las familias”, señaló.
En Santa Cruz
En la comunidad Porvenir, Bajo Paraguá, están movilizados ante el avance del fuego. Las mujeres también están en primera línea para resguardar la producción que sustenta a sus familias. Ellas, en medio de carencias, usan palmas como herramientas para apagar las llamas.
“El fuego se nos acerca a la comunidad, se está trabajando arduamente para apagar las llamas, porque no se puede respirar bien. Tenemos a la gente enferma, los niños y en general todos estamos afectados por el humo”, dijo Alicia Olivares, comunaria del lugar.
Incendios
Mujeres enfrentan las llamas con palmas, en Porvenir
Hasta la mañana de este miércoles aguardaban la lluvia. “Ojalá Dios se apiade de nosotros y llegue la lluvia, porque hace días que estamos combatiendo el fuego y uno no puede trabajar para llevar sustento a la casa, las familias están sufriendo, porque los hombres y las mujeres estamos combatiendo el fuego”, informó.
Allí ayudan dos bomberos de la Gobernación y una cuadrilla de soldados, pero sus esfuerzos no son suficiente.
Asegura que ellos cuidan el bosque, porque a través de él tienen trabajo con la producción de asaí, pero ya han perdido 70 hectáreas del sector donde está el plan de manejo. También se quemaron las plantaciones de palma real.
Los incendios también se propagan en Roboré, en la zona de Chochis y en las comunidades de Quitunuquiña, Yororobá y Aguas Calientes.
Rubén Darío, presidente del Comité de Gestión del Área Protegida del Valle de Tucabaca, informó que el incendio de Chochis avanza en cuatro flancos y amenaza las nacientes de agua que abastecen a los habitantes de la zona y sus comunidades. “La situación es crítica. Los bomberos están, sobre todo, salvaguardando las fuentes de agua. Esta recarga hídrica abastece a Chochis y a comunidades”, indicó. Señaló que el incendio fue reportado hace dos días y temen que el fuego afecte las cañerías de la red de distribución o que las cenizas contaminen las aguas.
También continúa el incendio en Agua Calientes, donde el fuego ya ha quemado 6.000 hectáreas en los alrededores de los Hervores. En Quitunuquiña y Yororobá, los comunarios y pobladores también luchan contra el fuego que los rodea.
Según estimaciones, más de 110.000 hectáreas de bosque en Roboré han sido devastadas por los incendios.
En la tarde comenzaron a realizar descargas aéreas en la zona de Quitunuquiña.
En Concepción, la noche del miércoles se evacuó a 30 personas de la comunidad Río Blanco de la TCO Monte Verde, la mayoría niños, porque los mayores se quedaron a ayudar en las tareas. Ignacia Supepi, cacique de la comunidad, asegura que a primera hora de la madrugada del miércoles tuvieron que salir de inmediato, porque la humareda era sofocante.
“El fuego llegó desde otro lado. El helicóptero estaba haciendo descargas de agua porque estaban por arderse las casas. El avión también llegó para ayudar”, dijo la líder de esta comunidad donde viven 31 familias.
Agregó que se hicieron las descargas y la humareda llegó muy fuerte, por eso se aconsejó la evacuación. Fueron trasladados a la casa de un comunario en Concepción.
Ignacia salió junto a otros dos adultos acompañando al grupo de niños, porque ella está muy afectada por la humareda, ya que llevaba trabajando como bombera dos meses y 17 días, hasta este martes. “Estamos en tratamiento, querían internarme, pero con tanta cosa que tengo que hacer, les dije que seguiré mi tratamiento de forma ambulatoria”, comentó. Han perdido plantaciones de copaibo, cusi y café.
En San Javier combaten un incendio de magnitud y padecen con la humareda.
Julio Cesar Méndez, jefe de la Unidad de Medio Ambiente y Gestión de Riesgos de San Javier, señala que todavía combaten un incendio cerca a la comunidad Bella Vista. “Hay 22 personas trabajando en ese lugar”, indicó.
Con la lluvia
El viceministro de Defensa Civil, Juan Carlos Calvimontes, informó que el martes “se hizo una estimulación de nubes en el sector de la Chiquitania” y se ha intensificado el combate aéreo, por lo que proyectan que en unos diez días podría controlarse todas las emergencias.
La lluvia de este miércoles alivió la contaminación del aire en la capital cruceña y llegó hasta algunos municipios. Ahora “nos estamos preparando para que, en la parte final, podamos atacar por aire para sofocar completamente (lo que quede de los incendios)”.