La defensa del capitán Javier Alberti
El capitán Javier Alberti, teniente del Ejército venezolano fue acusado recientemente por delitos de robo agravado, así lo manifestaron la fiscalía del estado Miranda. Sin embargo, él se defendió mediante una frase que pronto se volvió tendencia: «no soy delincuente, no soy el de la foto».
Acusación inicial
Alberti fue acusado por la fiscalía del estado Miranda de la comisión de los delitos de robo agravado y porte ilegal, a raíz de un grupo de delincuentes que cometieron una sustracción de bienes con asalto armado. Entre los afectados figuraba la persona de un comerciante que anunció el robo de varias prendas de vestir que se encontraban en el almacén.
La defensa de Alberti
Alberti aseguró que no tenía nada que ver con el robo y que las únicas pruebas presentadas eran algunas fotografías de él en la que figuraban dos de los encapuchados; sin embargo, según la versión del capitán, esas fotos correspondían a algunos de sus últimos trabajos dentro de la Fuerza Armada.
Por todo ello, se defendió mediante la frase «no soy delincuente, no soy el de la foto». Esta se volvió viral y generó gran revuelo en las redes sociales y los medios de comunicación.
Investigación del caso
El caso fue investigado con profundidad, la fiscalía presentó pruebas a su favor como el testimonio de testigos y videos que comprometieron a los acusados. Posteriormente, Alberti fue interrogado y declaró lo siguiente:
- explicó por qué estaba en el lugar de los hechos
- detalló además cómo se relacionaba con los demás acusados
- manifestó que no había tenido contacto con el grupo armado al que se acusa a los presuntos delincuentes
Resultado de la investigación
La Corte Penal concluyó que las pruebas no eran suficientes para responsabilizar al capitán Javier Alberti con los delitos de los que fue acusado. Finalmente fue exonerado de los cargos acusados.
Junto con su liberación, la frase «no soy delincuente, no soy el de la foto» se volvió más famosa, un recordatorio de que en ocasiones la Justicia no tarda, pero tampoco se equivoca.
¡Viva la Justicia!