La tradición y el culto andino a la vida y la muerte que se viven en Bolivia en las festividades dedicadas a los difuntos en noviembre son honrados por cerca de una decena de muralistas de cuatro países que con su arte también embellecen el cementerio patrimonial de la ciudad de La Paz.
‘Ñatinta’ es el nombre del encuentro que desde el lunes y hasta este viernes reúne en Bolivia a artistas de Argentina, Colombia, Chile y los anfitriones, mayormente de La Paz y la ciudad vecina de El Alto, dijo a EFE Magda Rossi, integrante del Colectivo Perrosueltos, organizador del festival.
Rossi explicó que el concepto del festival está conectado al contexto donde se realiza, por lo que el reto para los participantes es «investigar sobre las tradiciones, la historia, los elementos iconográficos que están vinculados al culto andino de la vida y la muerte».
«El desafío es que cada artista pueda, con su propia perspectiva, empezar un viaje en estos días, que se vaya conectando con todo lo que está alrededor, con la historia, la cultura del país para que pueda reflejarlo en los murales», señaló.
La iniciativa nació en 2016, cuando Rossi y los muralistas Salvador Kalavera y Leonel Jurado gestaron un proyecto para pintar el muro perimetral del Cementerio General y surgió «la oportunidad de pintar» en el interior del camposanto.
Como la iniciativa gustó a los visitantes y administradores del cementerio, el siguiente año pudieron sumar más «aliados» y «así fue creciendo el evento», que es autogestionado, indicó Rossi.
La novena edición tiene el respaldo de entidades como el Centro Cultural de España en La Paz (CCELP), la Fondazione Rossi, algunas empresas locales y el mismo Cementerio General, dependiente de la Alcaldía.
El nombre ‘Ñatinta’ «es un guiño a las ñatitas», las calaveras humanas llamadas así porque no tienen nariz, a las que se rinde culto el 8 de noviembre con la creencia de que cumplen deseos de protección y prosperidad.
«Entonces era un poco también hacer una referencia a eso, pero el festival incluye todo lo que se refiere a las festividades de Todos Santos», agregó.
La creencia de los bolivianos es que las almas de los difuntos llegan cada 1 de noviembre a mediodía para visitar a sus familiares y servirse la comida y bebida que les dejan en unos altares especiales, y luego son despedidas en medio de rezos al día siguiente.
Lienzo al aire libre
Con callejuelas atestadas de nichos, mausoleos, esculturas, murales y memoriales, el Cementerio General de La Paz fue declarado en 2018 Patrimonio Histórico y Arquitectónico de la ciudad.
Desde 2016, los bloques donde están los nichos se convirtieron en lienzos para los participantes en el ‘Ñatinta’.
Uno de los participantes este año es el chileno Rodrigo Estoy, que se declaró «contento» de participar por primera vez en un festival «que en el circuito de los pintores es muy conocido».
Su mural muestra a unos navegantes que representan a unas almas, «unos viajeros que van por el camino hacia no sabemos dónde y que de alguna forma se están preparando para tener su retorno transitorio durante las celebraciones de estos días», explicó a EFE.
Estoy consideró que la tradición boliviana para recordar a los difuntos tiene un «aire esperanzador» y que «corre un poco los límites de la visión más racional que se tiene del mundo».
También participan los hermanos Ismael y Elías Arcani, del Colectivo Cráneos Rojos de Bolivia, con un mural dedicado a los niños que rezan por las almas a cambio de algún alimento incluido en el altar para los difuntos, como las ‘t’anta wawas’, los panes antropomórficos característicos de esta festividad.
«Estos espacios necesitan más color y es por eso que tal vez se ha comenzado esta iniciativa y los vuelven más acogedores para la gente que está pasando por momentos de tristeza. Un mural aporta mucho», dijo Ismael a EFE.
Los nuevos murales, que estarán listos este viernes, se sumarán a los realizados en las versiones pasadas, como el de una ‘ñatita’ con sombrero de cholita paceña, o el que muestra un altar para mascotas.