El alcalde de La Paz, Iván Arias, habla de los problemas que ha enfrentado en el municipio paceño, pero también de los logros que se han conseguido.
– Alcalde, este ha sido un año difícil. Lo operaron, los deslizamientos y la agresión que ha sufrido la anterior semana…
El 2024 ha sido un año duro. No sé si es Dios o las circunstancias, yo soy muy creyente. He sentido que las circunstancias me han puesto a prueba. Primero en enero, en los primeros 15 días me sometí a una operación de glaucoma en los ojos. Me intervienen el 3 de enero y el 5 de enero se cayó el muro de la 20 de Octubre y Kantutani. Me dijeron: “alcalde no vaya, usted no tiene que ir, usted solo tiene que aparecer para las buenas noticias, para eso estamos su círculo, sus secretarios”. Yo no creo mucho eso, no soy el que le escapa a la jeringa, yo estoy ahí. Me levanté y vi la magnitud y dije esto me necesita y me metí, por supuesto me puso a prueba el calmar a la gente que se desesperaba cuando se estaba cayendo un edificio y mire cómo hemos arreglado.
Todos los vecinos decían “se va a caer el edificio”, y han entrado en una psicosis, y ¿quién es el culpable? Claro, el alcalde, porque ha dado permiso. Yo estaba ahí con mi ojo vendado, todavía alguna mala gente dijo que yo estaba borracho. Pero yo tenía que estar ahí. Y ni bien estamos saliendo de eso, se vienen las lluvias, ¡Dios mío!
-¿No llovía así hace muchísimo tiempo?
No, hace 32 años. Desde el 2002 y eso. Más o menos se compara con otros diluvios como el de febrero de 2001 que se llevó 60 vidas. Pero esa vez fue muy focalizado, fue el centro de la ciudad, las boca-tormentas colapsaron, se llenaron de granizo y se tapó todo. Se dice que no hubo una lluvia similar en 40 años, porque normalmente en La Paz caen 70 a 80 litros por metro cuadrado, una lluvia grave es 90 litros, como la que cayó esa vez en el centro de la ciudad ¿Sabes cuántos litros nos han caído este año por metro cuadrado? 200 litros.
A las 7:00 de la noche me decían: “alcalde, está entrando un cambio climático mortal, está entrando una nube”. Era bien asintomático, empezaba en el Huayna Potosí e iba por el Mururata al Illimani. Y yo he llorado. Ha habido un tiempo con Juan Pablo Palma, mi secretario, nos hemos hincado por la impotencia. Ni que fuera Aquaman para detener el agua. La gente al principio me maldecía, me maltrataba y es entendible, pero diseñamos un sistema de respuesta inmediata, descentralicé las soluciones en las subalcaldías, les dimos recurso y quitamos muchos contratos de consultores para contratar obreros.
En un momento hemos tenido 190 maquinarias trabajando en todas las cuencas de la ciudad de La Paz.
Fue un año duro, sufrí la orfandad, la soledad y enfrenté a la política buitre y los políticos buitres.
Hemos atendido 2.930 casos en toda la ciudad, entonces te sientes honrado. Pero, mi rincón de oración que tengo, es y siempre ha sido mi refugio, mi fortaleza. En plena tormenta el Concejo Municipal decidió sancionar a mis secretarios, me dejaron sin ellos porque también los concejales estaban jugando su papel.
Yo me impuse, les dije que no iba a permitir, los hice renunciar y los volví a posesionar, como que me querían cortar las manos. Entonces fueron momentos climatológicamente y políticamente hablando, muy difíciles.
-¿El problema también era el Concejo?
Tengo la mayoría, pero las circunstancias hicieron que esa mayoría no sea ejercida. Ahora hemos logrado recomponer, pero durante los anteriores años hemos estado en una disputa constante, han aprobado hasta leyes contrarias. Mi relación con el Concejo ha sido muy dificultosa, pero este año hemos logrado reconstituirla.
El otro momento difícil ha sido reconstituir la mayoría en el Concejo, en mayo. Esto de La Paz en paz, para mí no es una frase, es una práctica. A mí me sacan la entretela, me dicen de todo, pero no vas a escuchar de mí una respuesta, una diatriba, y tengo muchos conflictos sociales con transportistas y otros, pero nunca terminamos mal, nunca me he agarrado a palos con ninguno.
-Este año, también complicó el tema del embovedado que pasa por San Francisco…
Sí. Ahí teníamos comerciantes, que todos esperaban que terminemos a palos, con enfrentamientos, pero hemos solucionado en la lógica de La Paz en paz, mi principio es ganar y dejar ganar. Para abrir una ruta del bus PumaKatari antes tenía que haber pedradas, vidrios rotos, latigazos, sangre, ¿por qué? Porque los transportistas identificaban al Puma como su enemigo, porque este transporte nació como un contrario, como un servicio moderno, pero que despreciaban los transportistas.
Ellos veían en el Puma un servicio que les restaba, que les hacía avergonzarse. Yo cuando he entendido esto, les he dicho a los transportistas ¿por qué odian al Puma?, y me respondieron que nosotros éramos malos porque abríamos el Puma y asfaltábamos sus caminos, entonces propusieron que asfaltemos caminos también para ellos. Entonces de esa manera han salido otros asfaltos, he gastado, he invertido más de Bs 50 millones en súper asfaltos, he abierto dos rutas grandes, ¿ha habido una pelea? No, porque ha sido para todos y no solo a la ruta del Puma.
Además, el Puma económicamente no les hace mella, en La Paz se mueven diariamente dos y medio millones de personas. El Puma, en su mejor momento, transportó el 1,6%, ahora transporta el 1%. O sea, económicamente no es un problema, es un piojo al lado de todo el transporte, pero era su mayor enemigo.
El otro momento difícil era el de la elección de mis concejales. Estaba todo tendido para que el MAS en alianza con algunos concejales míos tomen el Concejo.
-¿Qué hizo para evitarlo?
Negociar, charlar, mostrarles las perspectivas. Se quejaban de que también yo era distante, de que no tenía una política establecida bilateral, no con cada uno, sino que tengo una política más colectiva, de hablar con todos, pero no con cada uno.
Está bien, ha sido un momento de crítica y autocrítica, yo escuchándolos y ellos escuchándome. Yo también tengo mis observaciones, hemos logrado limar, no sé hasta cuándo durará, pero fue un momento de tensión, porque ¿te imaginas gobernar sin Concejo?, es cómo gobernar sin Parlamento, se te vuelve mucho más conflictivo.
-¿Cómo es su historia familiar?
A mi padre biológico nunca lo conocí. Mi madre y mi padre, dos campesinos, vinieron de Vallegrande a La Paz, a buscar nueva vida. Ni bien nací, mi padre desapareció y mi madre me fue a dejar, cumpliendo siete u ocho meses, con mi abuela en Vallegrande. De tal manera que yo me crie en ese lugar hasta mis cinco años.
Cuando iba mi mamá a visitarme, para mí era una señora, porque mi papá y mi mamá eran mis abuelos.
Un día mi madre fue a recogerme, yo me sentí que me sacaba de mis padres, pero el amor de una madre es más grande. Nunca conocí a mi padre, llevé el apellido Padilla, que es de mi padre de Vallegrande, hasta mis diez años. Ya mi mamá se había casado con un señor que se llamaba Manuel Arias. A los diez años mi madre me contó la historia de mi papá y me dio a elegir: «te puedes llamar Hernán Iván Durán Durán, Iván Padilla Durán o si quieres llevar el apellido de tu padrastro Arias». Yo, como conocía como papá a Manuel Arias, decidí cambiarme de apellido.
Siempre tengo presente a Dios, así que empecé a buscar cosas de mi padre y no encontraba nada, llamé a mis tías, mis primos en Vallegrande, a ver si tenían una foto, y ahí me enteré que mi papá ya había muerto hace tiempo. Un día yo estaba haciendo un trámite para unos documentos de legalizaciones, y ahí los del Sereci me dicen: “alcalde, usted tiene doble partida”. ¿Cómo voy a tener doble partida?, ya tengo sesenta y tantos años, ya he hecho un montón de trámites y nunca me han dicho. Allí me dijeron que mi padrastro nunca terminó el trámite y me trajeron el acta de reconocimiento de mi papá biológico.
Ahí me enteré que mi papá se llamaba Reynaldo Padilla, tenía 28 años. Mi madre Julia Durán, 24 años, yo había nacido a las 6 de la mañana en el Maternológico 18 de Mayo, mi mamá trabajaba como barrendera y mi papá en la Alcaldía de La Paz como guardia municipal.
Me he puesto a temblar, encontré un documento de mi padre a esta edad, hace unos meses en abril. Entonces, cuando estaba en estas negociaciones estaba muy vacío, y eso fue como una especie de decir “siempre hay solución, siempre puedes ver más adelante”, es lo que me estaba diciendo mi guía y eso me reconfortó.
-¿Perdonó a su padre?
Sí, tengo una carta escrita, donde le digo: “papá Reynaldo, te perdono porque me trajiste a la vida, me abandonaste, pero al mismo tiempo te agradezco porque me diste la vida y porque estoy viviendo gracias a ti, si no fuera tu acto de amor, yo no existiría”.
Entonces es una especie de reproche y al mismo tiempo de perdón, así he cerrado el círculo, y eso me ha dado otro tipo de energías y me he sentido muy positivo, bendecido, nunca he visto a mi padre ni sabía cómo se llamaba y lo que más me ha sorprendido es que era guardia municipal. Ahora estoy haciendo pedir en la Alcaldía todas sus boletas, porque hay un archivo grande aquí, pedí que busquen las boletas de pago de mi papá, voy a ver si encuentro esos documentos. Cuántos años habrá trabajado, pero es del año 1958, entonces debe haber algo.
Después viene esta circunstancia difícil de la plaza Murillo, el día del golpe. Yo estaba aquí en mi oficina, estaba con un grupo de jóvenes tiktokers que me estaban entrevistando, y me llama mi jefa de Comunicación y me dice: “alcalde, hay golpe”, le digo estás hueveando, ¿golpe?, me he salido y he ido.
-¿Por qué fue al lugar, alcalde?
Al ver tanques yo me indigno. Yo soy hijo de la democracia y para mí no puede haber tanques ni soldados con uniforme camuflado ni con armas de reglamento. Yo me quedé ahí, porque hay un principio en este país que es la democracia, así imperfecta cómo es, la prefiero.
-Usted fue baleado y exiliado en la dictadura de García Meza
Yo he sufrido la dictadura, yo llevo dos tiros en el cuerpo, he sido torturado en los tiempos de García Meza, en 1980. He sido exiliado, sé lo que es la ausencia, sé lo que es el dolor.
Ese día (del asalto militar) fui y me quedé hasta el final, no me importaba ese rato si era sainete o no, hay un principio que tienes que defender. Después se han hablado mentiras. Después se fueron y yo me salí de ahí, nos gasificaron, nos tiraron balines. Nos tiraron gas a la cara, no respetaron que yo era el alcalde. Además, yo no esperaba que me respeten, simplemente estaba ahí como ciudadano, pero al mismo tiempo como autoridad defendiendo su plaza, defendiendo LA ciudad.
-Ahora igual tiene un parche en el ojo
Después ha sido este tema de la agresión que sufrí la semana pasada en la plaza Abaroa, es una seguidilla. Es decir, ¿por qué voy? El mismo principio, defender el bien común.
Yo subí con la idea de decirles protesten, reclamen, griten, pero no me destruyan la plaza. Eso nos ha costado Bs 6 millones, es un bien común y la gente la ama.
Ha sido una apuesta muy dura y la misma gente con la que me cruzaba me decía alcalde defiéndala, cómo es posible que la están destrozando.
A mí me tiraron un k’alaso (una pedrada), pero entre ellos se tiraron petardos directo al cuerpo. Creo que primero estaba en el lado ‘evista’ y empecé a recibir escupitajos, botellazos, y llegué al ala ‘arcista’ y lo mismo. No sé quién me tiró una piedra al lado derecho primero y luego acá (al ojo).
Entonces, la reflexión que yo tengo es ya más allá de los daños físicos, que hemos sufrido, y de los daños materiales que ha sufrido la plaza, que sobrepasan el cuarto de millón de bolivianos, porque han roto la fuente que teníamos, plantas, bancos, pero más allá de eso, de lo físico, personal, los señores que estaban ahí están en realidad disputando el gobernar el país, y tienen todo su derecho, la gran pregunta es ¿quieren gobernar así?, ¿a pedradas a palazos?, ¿quieren ver sangre?, ¿cuánta más sangre?, ¿ese es el camino? Personalmente pienso que ese no es el camino, por eso mi aporte de dónde estoy es paz, perdón y reconciliación.
-¿Cómo está su salud?
Estamos bien, me he hecho una tomografía, porque claro, como estábamos con la adrenalina, ese rato me desvanecí un poco, pero me volví a levantar y no sentía nada. Pero en la tarde de ayer me dieron unas punzadas en el ojo derecho, porque además, cómo enseñado, el que me ha tirado la piedra lo hizo justo en mi herida que se ha vuelto a abrir.
Entonces me he hecho una tomografía, y bendito sea el Señor, estoy bien, estoy con buena salud, simplemente son los espasmos que tengo que me van a cicatrizar. Entonces, más allá de eso, creo que la reflexión que va es cuál es el futuro de los bolivianos, han acordado que el 17 de agosto del próximo año habrá elecciones. A un año estás viendo esto, ¿cómo irá a ser?
-Hablemos un poco de San Francisco, es un tema complicado que también ha sido criticado, pero que ya se está solucionando. Tengo entendido ya hay un avance del 20% ¿cuánto se está invirtiendo?
El río Choqueyapu es el que se embovedó hace 90 años, ya puedes imaginarte que está muy deteriorado, se le ha hecho algunas reparaciones durante los últimos años, pero ninguna seria. Hemos hecho una inspección, lo hemos dividido en 5 partes.
Este tramo donde está el Parque Urbano Central lo tuvimos cerrado 1 año, no se hizo las Alasitas ni la Feria Navideña, porque la bóveda estaba mal, también fue toda una negociación convencer a los alasiteros que no podían usar la explanada más grande. Tras negociaciones lo hemos logrado, el año pasado lo hemos reparado. Ese tramo está reparado de la Bueno hasta la calle 0 de Obrajes, hemos invertido ahí casi Bs 15 millones. Entonces, cada año hacemos revisiones de los ríos, había unos desperfectos que hemos arreglado, como siempre arreglos rutinarios, pero este año debido a la intensidad de las lluvias, se decidió hacer unas revisiones más profundas en los cinco tramos. El primer tramo de la Cervecería hasta la Pérez Velasco, tiene desperfectos, estamos interviniendo.
Lo hemos subido 3 metros y medio en un río paralelo, en un río aéreo. Porque solamente elevando el río puedes saber el nivel de desperfectos. Eso nos ha tomado tiempo, hemos empezado más o menos en mayo a elevar el río en ese tramo y en el tramo siguiente, Ahí es donde hemos descubierto los tremendos daños que ha causado la lluvia, especialmente entre la Pérez Velasco a la Yanacocha.
Nos han tumbado, no solo se ha llevado el piso del río, sino se ha llevado la pared, el agua se estaba entrando 12 metros hacia la plaza San Francisco, de tal manera que hay peligro de un sifonamiento, si es que tienes peso ahí encima, Se chuparía todo, gente, una catástrofe.
Explicar esto a los comerciantes ha sido re difícil, nos decían que era mentira, que les queríamos quitar sus puestos, el alcalde es traidor, les hemos hecho entrar al río para que vean, pero otra vez, negociación, avance, retroceso, avance, retroceso, y ya lo hemos logrado.
-¿Y cómo está la obra?
Estamos metiendo material, todo se hace a mano, no hay maquinaria, llevar el cemento es a hombro, llevar las piedras de una dimensión de 60 centímetros por 40 que son muy pesadas. Nuestro objetivo es terminar la obra hasta primeros días de noviembre para que no nos pille la próxima época de lluvias
Ese tramo costará Bs 5 millones, es un tramo de 500 metros. Reparar todo, dónde termina el puente de Amor de Dios, son Bs 50 millones los que necesitamos.
-¿Y los otros regalos para La Paz?
Este es el tiempo de pasar de los sueños a las realidades, he estado callado durante este tiempo, dar la cara, pero al mismo tiempo yo siempre prefiero pregonar con el ejemplo antes que con los discursos. La gestión del primer año ha sido arreglar la economía. Yo sabía que había problemas con la economía de la Alcaldía, porque he sido consultor municipal años, pero cuándo he entrado no sabía que el agujero era tan grande, y que la Alcaldía era una empleomanía gigante, había más de 10.000 empleados. Hoy estamos con 6.000, pero aun así es grande.
Era tiempo de bonanza, había que gastar y se ha gastado la plata, y nos han dejado una deuda de 600 millones. El presupuesto que manejaba la Alcaldía era de 3.000 millones de bolivianos, nosotros estamos trabajando ahora con 1.500, 1.600, casi la mitad. La planilla mensual era por encima de 55 millones de bolivianos, solo en salarios, ahora estamos en 40, pero sigue siendo alta.
Aquí, cuando entré, se pagaban salarios, no el 5, no el 1, se pagaban el 25 de cada mes. Hemos pagado la deuda y ahora debemos Bs 87 millones. A medios de comunicación se debía un montón de plata. El segundo año ha sido elaboración y licitación de proyectos, lo que yo llamo las súper obras.
Te voy a decir, por ejemplo, el año pasado, cuando presenté esto, me decían alcalde ese es un sueño, y lo fue, pero los sueños son lo que te mueven, y hoy esos sueños son realidad, son obras concretas. Primero el que está más avanzado es el puente Playón Verde, que une el Macrodistrito San Antonio con Macrodistrito Periférica, un puente de 110 metros de largo, con dos puentes en cada lugar, con obras complementarias en 90%. Lo íbamos a entregar en julio, pero la tormenta nos ha atrasado un poquito y vamos a entregarlo en agosto.
Bajo el puente estamos haciendo el embovedado del río Orkojahuira, también la tormenta nos afectó. Hemos retrasado, pero ya está avanzado más del 50%. Más arriba, en la zona de Max Paredes, estamos con el Plan Apumalla, que va a unir la Final Huyustus con la avenida Naciones Unidas, una avenida de cuatro carriles con ciclovías.
Luego tenemos la rehabilitación de los puentes Trillizos, y el parque 3600 que lo vamos a entregar en noviembre, que está avanzado en un 30, 40%.
-¿Le quedan dos años de gestión?
Sí, dos años todavía, pero estas cosas, como podrá ver, no estoy hablando de sueños, están corriendo y las vamos a entregar muchas este año. La otra es la avenida La Paz, que tú la puedes ver del Teleférico celeste, que une la gruta de Lourdes con la 0 de Obrajes, ese embovedado estaba al 50% y yo he terminado el 50% , e inmediatamente hemos hecho el proyecto de la avenida, hemos licitado y se está construyendo casi en un 40%.
Después, en servicios, está el hospital San Antonio, que lo tenemos 60% de obra y lo vamos a concluir este año. Está el Médico en Tu Casa, con un sistema único que no hay en otro municipio, que hay en carritos eléctricos, que hemos hecho un acuerdo con Quantum, y que los hemos vuelto médico ambulante, donde el chofer es al mismo tiempo el médico y llegamos casa por casa para atender a las personas de la tercera edad, a las personas discapacitadas, o las personas con enfermedades de base.