Flavia Foianini (33) tuvo su época dorada en 2009, cuando se alzó con la corona de Miss Bolivia Mundo. Hoy, sigue tan bella como en su reinado, dedicada a su negocio, y, principalmente, a la crianza de sus hijos Ángelo (12) y Alessandra Mazzone (7), y al cuidado de su hermana, Ángela.
Hace siete años, la vida de Flavia y de toda su familia cambió; su hermana sufrió un accidente que la dejó casi un año en coma. Contra todo pronóstico, con la fe y cuidados de su familia, la jovencita continúa evolucionando. Desde entonces, Flavia, Ángela y toda su familia se convirtieron en un testimonio de fe.
Nuevos rumbos
A pesar de no seguir en el mundo del modelaje, sigue ligada al de la belleza con su negocio de micropigmentación de cejas. La acompaña “la mejor colega de trabajo”, su madre, Mónica Arzabe.
Tener un negocio propio es muy demandante; el poco tiempo que me deja se lo dedico a mi familia y, si se puede, a hacer deporte o algún ejercicio”, dice Flavia, que atiende en persona a sus clientes.
Cuenta que le encanta lo que hace, estudió en la academia de micropigmentacion PhiAcademy, en San Diego (Estados Unidos), para formarse como artista de las cejas. “Tras que vi la oportunidad me animé, amo el arte y trabajar con las manos. Más que trabajo es una terapia”, expresa.
La exmiss confiesa que guarda en el corazón su época de modelo como la etapa más linda que pasó en su vida. “No sé si volvería a los certámenes de belleza; si en algún momento se diera la oportunidad, tomaría la decisión junto a mi esposo y mis niños”, comenta.
“Creo que uno trae hijos al mundo para cuidarlos y no dejarlos a cargo de nadie más. Ellos son deportistas, entonces toma un tiempo enorme de mi día estar pendiente”, agrega.
Se siente afortunada por haber cumplido el sueño de ser reina de belleza y le gustaría que Alessandra siga los pasos de su mamá. “Eso sí, tengo que convencer al papá y al hermano mayor”, aclara.
Prueba de fe
El 11 de julio de 2016, en Brasil, Ángela Foianini Arzabe, excandidata a Azafata EL DEBER, viajaba a recoger su título profesional de Veterinaria Zootecnista, cuando su flota tuvo un choque frontal contra un camión cargado de caña de azúcar. Las lesiones que tuvo Ángela eran gravísimas y los diagnósticos desalentadores.
Pero no hubo pronóstico médico que las detenga, su madre, su hermana y toda su familia se aferraron a la fe y gracias a sus cuidados, amor y paciencia, la joven despertó del coma y evoluciona sorprendentemente.
Es por ello que Flavia se considera una persona de fe, que nunca, a pesar de las circunstancias, ha dejado de confiar en Dios. Asegura que sin salud la vida no es vida por más dinero que se tenga.
“Sé que él nos tiene un milagro enorme y que este es un testimonio para honrarlo. Esta experiencia dolorosa me cambió la manera de ver la vida, me convertí en una mujer que solo llora por cosas que realmente son importantes. Aprendí a ser agradecida y a dejar de quejarme”.
Flavia resalta que su mamá es el pilar más importante y fuerte de su familia. “La que se lleva la corona es mi madre; siempre está pendiente de las
necesidades de mi hermana.
Su vida es un milagro, cada día hay avances gracias a Dios y a los ángeles que nos pone en el camino”, cuenta. Sin embargo, revela que la mano de Dios intercedió mucho antes, desde el momento del accidente, porque las personas que viajaban al lado de Ángela, lamentablemente, perdieron la vida.
“Dios nunca nos haría daño porque somos sus hijos, pero también vivimos en un mundo lleno de maldad y pecado, y lamentablemente estamos
siempre expuestos por irresponsabilidades de otras personas”, entiende.
Sueños
La exreina de belleza sueña con que dentro de 10 años esté en la primera fila de las Olimpiadas, haciéndole barra a su hijo. También, con guiar y acompañar a Alessandra en cada una de sus metas.
No obstante, su deseo principal y el que sueña con todas las fuerzas de su corazón es tomarse una copa de vino con ‘Angy’ y charlar de la vida.
“Me veo siempre agradecida con Dios, por cada bendición que me da”, finaliza.
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