Luis Arce salió a puertas del antiguo Palacio Quemado para enfrentar al exgeneral Juan José Zúñiga. Se lo vio con carácter y rodeado de su entorno fuerte. Zúñiga solo lo miraba y le cruzó pocas palabras. Luego, el mandatario decidió cambiar a parte del Alto Mando Militar y así desinfló el intento de golpe de Estado que había planificado Zúñiga. Minutos después, el jefe de Estado salió arropado por sus bases, pero también fue criticado por quienes califican de “autogolpe” lo sucedido ayer en la plaza Murillo de La Paz.
Zúñiga tenía las horas contadas como comandante del Ejército. Sabía que iba a ser destituido por formular inapropiadas declaraciones políticas. Por la mañana, el exgeneral comandó un acto público en el Gran Cuartel del Estado Mayor, en el barrio de Miraflores de La Paz. En la oportunidad, sumó oficiales como agentes de inteligencia militar.
Parecía que todo estaba tranquilo. A las 14:30 varios vehículos blindados militares irrumpieron la plaza Murillo. Detrás estaban las tropas que tomaron el kilómetro cero de La Paz. Por la zona no podían circular personas civiles y en uno de los blindados estaba Zúñiga, quien tuvo que derribar la puerta del antiguo Palacio de Gobierno para ingresar.
Para Jorge Santistevan, analista y militar en servicio pasivo, lo que ocurrió ayer fue una acción “política” que tenía la intención de “victimizar” al mandatario. “He asegurado de que esta es una acción política, no es una acción militar. Evidentemente, la parte política es la que ha planeado este golpe para victimizar al presidente y así ganar espacios de poder, pero sobre todo, la solidaridad y el apoyo de los sectores políticos, sectores sindicales y la población toda”, explicó.
Llegó la calma
Ni bien Arce posesionó a los nuevos jefes del Ejército, de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) y la Armada Boliviana, la zozobra terminó en plaza Murillo. Fueron tres horas de tensión y luego el jefe de Estado salió victorioso. Arce subió al balcón de Palacio Quemado y se arropó con sus bases.
Paul Coca, analista político, consideró que la situación del país no está bien y a partir de esta acción militar se debe repensar la proyección del Estado. El experto ve que Arce salió airoso tras el supuesto intento de golpe, pero también está debilitado por la coyuntura del país.
“Lo que sucedió hoy (ayer) es una muestra clara de que la institucionalidad boliviana está por los suelos. Acá no hay ganadores, ¿el presidente Arce sale fortalecido de esto? sin lugar a dudas, pero hay que tomar en cuenta que a partir de ahora hay una de dos. O a partir de acá es un punto de inflexión o vamos a volver a repetir estos u otros acontecimientos más”, destacó el analista Coca.
Sobre el tema, el exministro de Gobierno, Carlos Romero se refirió a las declaraciones del general Juan José Zúñiga, quien aseguró que el movimiento militar se trató de un plan para aumentar la popularidad de Arce.
Romero calificó lo ocurrido ayer como un “golpe armado” tras las declaraciones del general Zúñiga poco antes de ser aprehendido. “De golpe esto no reúne las condiciones. Conversaron en la puerta de Palacio, los ministros están danzando como saltarines alrededor de la Plaza Murillo. No existió ni siquiera una orden a la Policía nacional, ni siquiera para que se acuartele”, dijo.
Arce festejó con sus sectores sociales luego de que Zúñiga saliera de la Plaza Murillo. Fue arropado por sus bases, quienes miraban al presidente como una víctima de un golpe de Estado. El jefe de Estado sonreía junto al vicepresidente David Choquehuanca y dirigentes sindicales. Se abrazó con sus ministros y también festejó con su entorno.
Omar Durán, exmilitar y analista, dijo que Zúñiga fue un hombre de confianza de Arce y que detrás de lo sucedido ayer existen “móviles políticos”. “¿Cómo un coronel que está en el puesto 48 puede ascender a general? ¿Cómo se puede designar comandante del Ejército a una persona así? Pues eso lo hizo Luis Arce”, dijo.
El ministro de Defensa, Edmundo Novillo, aseguró que la situación al interior de las Fuerzas Armadas (FFAA) está controlada.