Esta obra está totalmente abandonada
En mayo de 2015 se vivía una fiesta en el municipio de Ixiamas, en el norte amazónico de La Paz. El 25 de mayo de ese año llegaba Evo Morales y el entonces gobernador paceño César Cocarico a inaugurar el aeropuerto de esa región. Todo era alegría, todo era lujo. La infraestructura, que tuvo una inversión de 43,5 millones de bolivianos para su ampliación, abría sus puertas para fomentar el turismo en esa zona. Hoy, nueve años después, ese aeropuerto está destruido y es hogar de malvivientes.
El aeropuerto se llama Evo Morales Ayma, aunque el letrero ahora ya no aparece. Todos los vidrios están rotos y las puertas totalmente destruidas. Sus paredes están pintarrajeadas por pandillas del lugar, aunque también hay uno que otro mensaje de amor.
Por dentro, ningún espacio está habitable. Todo está roto e incluso uno de los grifos bota agua sin control, algo tan criticable en esta zona donde la sequía golpea fuerte a muchas comunidades indígenas y amazónicas.
Llegar al aeropuerto Evo Morales es fácil. Los caminos de tierra de Ixiamas ya muestran lo que es ahora el aeropuerto: una obra millonaria abandona que nunca funcionó. El área de venta de pasajes está totalmente destruida. Las oficinas están también dañadas. Los baños simplemente se parecen a un cuarto vacío, ya que se robaron todo el material. El área de pre embarque es cualquier cosa. El piso está deteriorado. Todo está mal.
“Nunca funcionó. Vinieron a inaugurar (en 2015) y luego hubo uno que otro vuelo solidario, pero nunca de manera oficial. Dijeron que iba a llegar BoA (Boliviana de Aviación) una vez por semana, pero nunca pasó eso. Por lo menos este espacio debería funcionar para una escuela o un hospital. Ahí vienen por las noches los pitilleros (drogadictos) a dormir. Se los escucha gritar y da miedo salir”, relata Sandro Mamani, un comunario que vive cerca al aeropuerto.
Ixiamas, a 536 kilómetros de la sede de Gobierno, es una de las puertas de ingreso al Parque Nacional Madidi. En un inicio, la idea de construir y ampliar el aeropuerto tenía fines turísticos para que los visitantes puedan ingresar a una de las áreas protegidas más biodiversas del mundo. Ahora, para lograr ese objetivo, los turistas lo pueden hacer por Rurrenabaque o ingresar vía terrestre a Ixiamas por un camino que no está asfaltado, a pesar de que había un contrato para que esa vía sea terminada en 2016.
Ixiamas, antes del 2015, tenía un pequeño aeródromo que era utilizado sobre todo por los ganaderos de la zona y por muy pocas agencias de turismo que operaban con avionetas. Se invirtió 43,5 millones de bolivianos para ampliar la infraestructura. Ese dinero salió de las arcas de la Gobernación de La Paz, que en esa época estaba gobernada por César Cocarico, afín a Evo Morales. Es por eso que el entonces presidente llegó a Ixiamas para inaugurar la obra y ahí aseguró que BoA iba a tener vuelos regulares desde y hacia La Paz una vez por semana. Eso no sucedió.
Tuición de la Gobernación
Ahora, según el Ministerio de Obras Públicas, se hizo la gestión para que el aeropuerto de Ixiamas pase a tuición del Gobierno central y deje de depender de la Gobernación de La Paz. Incluso, esta cartera de Estado habló de reactivar al menos siete aeropuertos regionales, entre ellos el de Ixiamas.
Milton Claros, que fue ministro de Obras Públicas de Evo Morales, informó que la ampliación del aeropuerto de Ixiamas corrió en un 97% con dinero de la Gobernación de La Paz y que, según su percepción, el aeródromo no llegó a operar por falta de equipamiento, que también era una tarea de la entidad departamental.
“El aeropuerto de Ixiamas nunca pasó a ser administrado por la entonces Aasana (Administración de Aeropuerto y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea), eso porque dependía de la Gobernación de La Paz”, dijo la exautoridad.
En mayo de 2016, el entonces gobernador paceño Félix Patzi, junto a otras autoridades departamentales y oficiales de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB), realizó un vuelo inaugural al aeropuerto de Ixiamas y lanzó una promoción de pasajes a 468 bolivianos desde La Paz con una escala en Rurrenabaque, pero éstos nunca prosperaron.
El Gobierno Autónomo Departamental de La Paz respondió en 2018 a una petición del entonces senador Yerko Núñez que el aeropuerto de Ixiamas “no es operable por falta de equipamiento”. “Necesitamos mucho el aeropuerto porque es una pena cuando estamos en época de lluvia y no podemos llevar nuestros productos. Hace años que está ahí (el aeropuerto) pero no se usa. Esperamos que la Gobernación (de La Paz) nos diga algo, que ellos también gestionen”, lamentó el alcalde de Ixiamas, Félix Laime.
Mariana Apaza es comerciante en el municipio de Ixiamas y recuerda que tuvo un accidente por la explosión de una garrafa en 2019. En el hospital de Ixiamas determinaron, por la gravedad de sus quemaduras, su traslado a la ciudad de La Paz. No pudieron habilitar una ambulancia y, pese a su estado, ella tuvo que aguantar las 16 horas de viaje desde su municipio hasta el Hospital de Clínicas en la sede de Gobierno.
“Claro que hubiera sido lindo ir en avión, pero eso es soñar. Tenemos en vano el aeropuerto, sin motivo han hecho esa obra”, reclamó la mujer, que recuerda que esa vez tuvo que pagar 500 bolivianos un expreso terrestre para llegar a La Paz.
Ahora la pista de aterriza del aeropuerto de Ixiamas fue devorada por la maleza. La torre de control se levanta a un lado del aeródromo, pero también está abandonada. Incluso, sus vidrios, que están a una buena altura, también están rotos.
En uno de los ambientes que está cercano a la pista de aterrizaje ahora funciona la Unidad Móvil de Patrullaje Rural (Umopar). Sus vehículos están estacionados en el área de embarque de los aviones. Sin embargo, en esas oficinas también se evidencia el deterioro del ambiente.