Septiembre comenzó cuesta arriba y con amenazas de conflicto para el gobierno del presidente Luis Arce. Son al menos seis frentes que articulan movilizaciones por tres temas clave: el rechazo a los resultados del censo, además de las señales de crisis por la escasez de dólares, la falta de diésel y el incremento de precios en productos de la canasta familiar.
A este menú se ha sumado el enfrentamiento político interno del MAS, entre evistas y arcistas, por la candidatura de Evo Morales, la sigla del partido y la dirigencia del mismo. El líder cocalero ya lanzó advertencias para convulsionar el país si el TSE no lo habita como jefe de su partido. Se prepara una marcha para este 17 de septiembre y varios de sus aliados anticipan bloqueos.
En la vereda de enfrenta los dirigentes de la Central Obrera Boliviana (COB), al Pacto de Unidad y a los parlamentarios arcistas se preparan para responder desde las callas y denunciar que Evo Morales gesta un “golpe de Estado” contra el presidente Arce.
Los frentes de conflicto
Son al menos seis frentes de conflictos que se articularon en rechazo a las acciones que devienen desde el Órgano Ejecutivo y demandas incumplidas: las instituciones cruceñas que en coro expresaron su rechazo a los resultados presentados por el INE sobre el Censo de Población y Vivienda 2024. La protesta fue un paro del viernes 6 de septiembre.
También están los sectores productivos a escala nacional como gremiales, los pequeño y microempresarios y los transportistas que protestan por la escasez de combustibles, en especial el diésel, la ausencia de dólares en el mercado interno, lo que a su vez, provoca el incremento de los precios en los productos de la canasta familiar y la elevación en el costo de las importaciones.
Para estos tres sectores, de poco o de nada sirvieron las reuniones con el Gobierno que en agosto impulsó encuentros con sectores productivos para dar soluciones a la economía. Tras el anuncio de referéndum —hasta ahora fallido— que hizo el presidente Arce, alertaron de una pérdida de la iniciativa estatal.
Y en el ámbito político, Arce enfrenta a su enemigo “más fuerte y letal”, según opinan los propios arcistas que identifican al expresidente Evo Morales y a sus seguidores, conocidos como evistas o radicales del MAS, como el factor más peligroso para la estabilidad del actual Gobierno.
Morales dijo que la paciencia ya se le agotó y que, junto a sus bases, prepara desde el 17 una escalada de movilizaciones contra Arce y el TSE (Tribunal Supremo Electoral) para exigir que sea habilitado como candidato a la presidencia y se le reconozca legalmente a su directiva partidaria.
Otro frente que se levantó en los últimos días está en La Paz con la Federación Departamental de Trabajadores Campesinos, Tupac Katari, que sufrió una dura represión de la Policía que le impidió recuperar su sede sindical y dejó varios heridos. Tras el episodio, los campesinos exigieron “la renuncia de Arce” y se organizan para iniciar bloqueos de carreteras y protestas en las calles, también a partir del próximo 16 de septiembre. Este sector cuestiona duramente al vicepresidente David Choquehuanca, quien anteriormente fue uno de sus líderes.
El sábado, durante un ampliado celebrado en El Alto, este sector anticipó que la movilización puede desembocar en un pedido para que Arce adelante la convocatoria a elecciones generales.
El MAS y su pelea por el poder
En medio de estas señales de conflicto, el presidente Arce advirtió la pasada semana que la inmensa mayoría de los bolivianos está cansada de los bloqueos y que su respuesta será hacer gestión.
“No deben primar intereses ni aspiraciones políticas personalistas, deben primar siempre los intereses y aspiraciones del pueblo trabajador, de esa inmensa mayoría que está cansada de los bloqueos y que apuesta por el desarrollo de nuestra patria”, afirmó en una declaración en la que apuntó especialmente a Evo.
De hecho, también la pasada semana, el expresidente convirtió su último congreso en un ampliado para mostrar su musculatura política ante el presidente Arce, la dirigencia de la COB y del Pacto de Unidad, afín al Gobierno que ya preparan una contraofensiva con una marcha para este 10 de septiembre y que se anticipa a la anunciada por el líder cocalero.
“Luis Arce es hijo de la democracia, es hijo de las organizaciones sociales, no lo vamos a abandonar y lo vamos a resguardar ante el intento de golpe de Estado de los evistas”, dijo el dirigente intercultural, Vidal Gómez. Aseguró que la marcha, anunciada porel dirigente Juan Carlos Huarachi de la COB, concentrará “a más de un millón de personas”, no solo para defender a Arce sino también para advertir a Evo que no permitirán que se vuelva a convulsionar el país como sucedió en 2019.
Desde el bando del frente dicen que si hasta fin de mes “el Gobierno” no reconoce al MAS-IPSP y al congreso de Lauca Ñ, “los bloqueos de octubre serán contundentes”, dicen los evistas. “Vamos a enfrentarnos en las carreteras y si tenemos que arriesgar nuestras vidas lo vamos a hacer porque el único que va a salvar el país es un indio”, dijo el dirigente evista, Pedro Llanque.
Y surge la pregunta: ¿El fin es acortar el mandato de Arce? Algunas voces evistas niegan esa intención, como el exministro Carlos Romero, pero la idea crece y se asienta entre los seguidores de Morales. “Cuando un presidente no es capaz de resolver los problemas de la gente lo que corresponde es ser honesto e irse a su casa”, disparó el diputado Renán Cabezas ante este escenario.
El Gobierno está seguro que Morales ejecuta un plan de desestabilización para tomar el Gobierno a través de la violencia. “Hace meses, el señor Evo Morales y todo su grupo de secuaces vienen manifestando que, por las malas o por las buenas, el señor Evo Morales va a ser presidente en 2025”, afirmó el ministro Eduardo Del Castillo, uno de los ministros más cercanos al presidente Arce y parte de su gabinete político.
Para la diputada Deysi Choque, el objetivo de Evo es ejecutar un “golpe de Estado” contra Arce porque “Morales, Héctor Arce, (Leonardo) Loza están actuando igual o peor que Luis Fernando Camacho y desde adentro nos intentan dar un golpe de Estado”.
Ante las señales de crisis, Arce presentó ayer un informe sobre los problemas que enfrenta por la falta suficiente de dólares.
ANÁLISIS
Esto se puede convertir en una bola de nieve / Marcelo Silva
ANALISTA
El escenario es bastante conflictivo y la amenaza de un alto grado de conflictividad viene de tres vertientes: la primera es de los sectores que se ven afectadísimos con la situación económica del país que atinge directamente a la escasez de dólares y al suministro irregular de carburantes.
La segunda vertiente es la relacionada a los conflictos políticos. Indudablemente la amenaza de Morales de realizar una marcha el 17 de septiembre parece entrar a una fase final de definición del conflicto interno del MAS, que al parecer no se va a dilucidar en los ámbitos institucionales como el Órgano Judicial o Electoral. Es muy posible que sea la calle, la carretera la que defina este largo conflicto que ha atosigado al gobierno de Arce los últimos años.
La tercera vertiente es el tema regional. La incredulidad en los datos del censo que pueden ser fácilmente cuestionados con información municipal, puede generar un malestar y se puede traducir en un alejamiento estratégico de ciertos apoyos al Gobierno como El Alto que mostró mucha cercanía al Gobierno de Arce y este apoyo pudo haberse disminuido. A eso se suma el tema de Santa Cruz que está en pie de huelgas, movilizaciones porque tenía muchas expectativas sobre los datos del censo.
¿Qué puede hacer que esto detone?, que el presidente Arce no tenga la habilidad política, ni sus operadores de ir desmantelando esa conflictividad que podría convertirse en una bola de nieve.
Probablemente los primeros días de octubre estas movilizaciones confluyan, coincidan y tensionen el país y aunque son de vertientes distintas pueden confluir en su belicosidad. Yo creo que eso seria insostenible para el Gobierno.
Por lo tanto, el desafío de Arce ahora es desarmar cada una de estas movilizaciones y negociar. Sin duda, Arce tendrá que ceder mucho a las presiones.