Erlan Condori hoy es subteniente. El jueves se cumplió un año de esa tarde que llegó de emergencia a la Clínica del Sur, en La Paz, luego de caer junto a su compañero Christian López desde una altura de 50 metros, porque las cuerdas no los sujetaron durante el ejercicio militar denominado ‘el salto de la muerte’, en el Colegio Militar. Sobrevivió, pero al menos por ahora depende de una silla de ruedas para movilizarse. Permaneció más de 30 días en estado de coma y su corazón dejó de funcionar en dos ocasiones.
En esta entrevista exclusiva con EL DEBER, cuenta lo que vio mientras estuvo inconsciente: Un encuentro con Dios, visiones del Apocalipsis, una visita al infierno, y que se le permitió ver el inicio de una guerra, imágenes que se repitieron y presenció azorado cuando estalló el conflicto entre Israel y el grupo palestino Hamás.
“Como se puede ver en los videos que se han difundido, yo caí de cabeza y sufrí un daño cerebral severo que me tuvo un mes en estado de coma del que salí de forma milagrosa. Aunque eso no es lo más grave, el problema más delicado fue la fractura de la columna, que afectó la médula espinal, y quedé con parálisis del 35% de movimiento de mi cuerpo, vivo desde hace un año en esa condición”.
Pero Erlan no se ha quedado quieto, y tiene una fe inquebrantable pese a que muchos le dicen lo contrario. Está convencido de que Dios lo sanará. De hecho, celebra estar vivo y lo califica como un milagro. Considera que hay gente que se resbala de un segundo piso, se cae de la bicicleta y muere.
“En mi caso hubo intervención divina, y debo servir a Dios hasta el último día de mi vida. Mi compañero Christian y yo caímos 50 metros, y aquí estamos. Doy gracias al cielo, porque antes del accidente fui gimnasta. Se podría decir que no soy una persona con discapacidad igual al resto. Pese a que estoy ‘parapléjico’ como me dicen, puedo hacer barras, paralelas y subirme solo al auto”, manifestó.
De hecho, en un post que hizo en la red social TikTok aparece en un gimnasio, con las piernas vendadas, pero de pie y sujetándose de barras paralelas. “los doctores me decían: No tienes solución, acostúmbrate a la silla”, escribe sobre la imagen y luego complementa “Dios me da fuerza y moral, sus planes son perfectos”.
Vuelve al momento de la caída. “Escuché la orden de saltar del capitán que estaba abajo, y el teniente, cerca de mí, me impulsaba a que lo haga. No me quedaba otra, tenía que hacer el salto sí o sí. Lamentablemente estos instructores no midieron bien la cuerda, y lo que yo recuerdo claramente es que al impactar contra el piso sentí cómo se han partido mis huesos de la columna, como si estuvieras rompiendo una tela, algo así. Luego mis ojos se tiñeron de sangre. Estuve consciente al menos media hora, pero me fui desvaneciendo poco a poco y entré en coma. Recibí 24 bolsas de sangre, estuve clínicamente muerto en dos ocasiones”.
En ese momento se detiene, suspira, duda. Pero toma aire y continúa su relato estremecedor sobre todo lo que sintió y vio mientras estaba inconsciente, peleando con la muerte. “Este es un tema más espiritual, lo que yo he visto en ese tiempo lo he hablado con mis pastores, porque cuando lo converso con algunas personas me miran como si estuviera loco o drogado”.
Primero, Erlan está convencido que ha visto por adelantado el conflicto bélico desatado en la franja de Gaza y que confronta al grupo palestino Hamás con Israel. “Nosotros los militares conocemos la vestimenta militar, y estoy seguro que he visto ese conflicto meses antes de que se inicie. Pero vienen cosas peores, lo que se podría llamar la III Guerra Mundial, enfrentamientos con ojivas y bombas nucleares”.
Otra visión que le ha causado mucho impacto es “una en la que hombres y mujeres se matan entre sí”, algo que considera como un tiempo en el que la creación de Dios, que se basa en la familia, hombre y mujer que se unen para procrear, estará completamente quebrantada, lo que pondrá en riesgo la subsistencia de la raza humana.
“He podido ver también el despertar de esa bestia que se menciona en el libro de Apocalipsis. No es pequeña. Tiene el tamaño de una montaña”, y relata varios párrafos de este.
Guerra y el fin de los tiempos. Erlan está convencido de que son revelaciones que ha recibido. También contó que se vio en otro plano, “moría de varias maneras. Volvía al acto de hace un año en el Colegio Militar, saltaba una y otra vez, con diferentes desenlaces, aunque en todos moría. Me lanzaba y terminaba sin cabeza. Saltaba y me partía en dos. Saltaba y acababa como carne molida. Fue hasta que elegí una escena en la que logré sobrevivir y me he quedado en ella. Es muy complejo, lo que le cuento, es algo que yo viví en ese mes que estuve en coma, inconsciente”.
Así quedó la espalda del entonces cadete Erlan Condori
¿Visitó el infierno?
Mientras estaba en coma, vio en determinado momento a un médico vestido de negro que se le acercó con una inyección que tenía un líquido negro. “Me preguntó si es que elegía vivir o morir, y yo opté por morir”.
En esas visiones resalta también que vio lo que cree que es el infierno. “No es como todos lo pintan, una caverna con gente sufriendo en llamas”. Sintió que al estar ahí “a uno se le quema la garganta y siente una sed indescriptiblemente horrible. Es difícil de explicar”.
Otro plano que describió fue una visión, “en la que fabricaban comida, pero toda ella era a base de sangre. Las personas no podían escuchar ni ver, solamente oler y comer. Y eran de color azul”.
Y el tercero, “parecía diseñado por la inteligencia artificial, digamos que todo estaba ‘cibernetizado’, utilizo ese término para hacerme entender, todo en megapíxeles, allá desmembraban a las personas para crear cosas nuevas”.
¿Vio a Dios?
En ese momento apareció otra persona. Un hombre de contextura gruesa, se lo veía mayor, con barba blanca, y cabello largo, tan plateado como brilloso”.
El visitante le dijo su nombre y apellido, pero en un idioma completamente distinto, “me imagino que era arameo o algo así. Pero luego pude entenderle, y me dijo ‘pronto trabajarás conmigo’. Entonces vi mi cuerpo y él comenzó a hacerme un masaje de reanimación y como en una pantalla de rayos X veía cómo mi corazón comenzaba a bombear. Luego desperté de mi coma. Esa fue la parte más bonita, vi a Dios”.
Sintió mucha paz ante la presencia del hombre de la barba blanca y el cabello brillante. “Dios me ha mostrado lo que viene. Esta es la parte que nadie me cree. Yo he visto la Guerra entre Israel y Hamás antes de que suceda. Yo conté esto en junio y cuando vi las imágenes de la guerra en la Franja de Gaza, eran las mismas. Vi esos ataques aéreos, niños sufriendo”.
¿Volver a caminar? “La palabra de Dios es milagrosa, yo confío plenamente en él. Ahora tengo que contar mi testimonio y salvar todas las almas posibles. Sobreviví a una tremenda caída, estuve dos veces inconsciente, estoy aquí, eso ya es un milagro”, asegura.
El lunes se someterá a la última operación de cabeza. “Me falta un gran pedazo del hueso en esta parte. Me lo pondrán. Tras esa operación, y con tres semanas de recuperación, ya podré ir al exterior.
Asegura que el final está cerca. “Esto es real, debemos parar las guerras”, y advierte que no solamente entre naciones, más grave aún, “entre hombres y mujeres”, porque vio una nueva dimensión de guerra que ha comenzado con los machismos y los feminismos recalcitrantes.
El proceso
El juicio contra tres instructores, dos de ellos recluidos en el penal de San Pedro, y otro con detención domiciliaria, está estancado. Los padres de ambos jóvenes lamentan que no hay avances significativos. Familiares de Erlan aseguran incluso de que “han comprado fiscales, forenses, para alargar todo”. Karina Viamont, la madre de Christian López, lamenta también el estancamiento del caso.
Christian también tiene un testimonio poderoso, el mismo que será presentado en una próxima nota periodística.